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Seamos Compañía

En Créame hemos conversado ya continuamente del rol amplio que deben cumplir las empresas y, en general, la iniciativa privada, en la construcción de mejores sociedades (justas, pacíficas, prósperas, inclusivas, sostenibles, felices, etc.). Nos gusta repetírnoslo (una y otra vez) para sobrepasar en el pensar, el sentir y el hacer, los principios que por muchas décadas guiaron el pensamiento y la acción empresarial: la maximización de la utilidad y la competitividad.


Noreena Hertz, reconocida escritora, académica e influenciadora ha puesto en nuestras manos a inicios de este año su última publicación: The Lonely Century (El Siglo Solitario), ofreciéndonos una visión de cómo podemos reestablecer las conexiones humanas en una época en la que estamos apartándonos, unos de otros, cada vez más.


La soledad es un concepto que ha superado el simple hecho de tener pocas conexiones afectivas e intelectuales con amigos y familiares. La soledad, incluye el sentimiento que nos produce el no sentirnos representados en las decisiones públicas, de estado e institucionales; las desconexiones emocionales y funcionales que podemos experimentar en nuestros trabajos y organizaciones, el no sentirnos partícipes del progreso social y económico; la carencia de capacidad para incidir en las decisiones que afectan nuestras vidas y, finalmente y más doloroso, lo invisibles y silenciados que podemos sentirnos en nuestros entornos sociales, familiares y empresariales.


Podemos pensar que en espacios en los que la presencia de otros da sensación de densidad (familia, organización, escuela, universidad, barrios, unidades residenciales, etc.), la soledad puede ser una realidad si existen (entre uno y los otros) las condiciones que hemos señalado. La soledad es, ante todo, un sentimiento de profunda desconexión.


¿Por qué expresarnos alrededor de este tema? La soledad trae para quienes la enfrentan, inmensos costos individuales, al estar excluidos de los múltiples beneficios que derivan de pertenecer a las distintas estructuras sociales (solidaridad, apoyo, oportunidades). También costos colectivos (humanos y económicos que son inaceptables); en términos de salud, se estima que una persona solitaria tiene 29% más de probabilidades de sufrir una enfermedad cardiaca, un 32% más de sufrir un ataque cerebral y 64% más de probabilidad de sufrir demencia. Perdemos anualmente millones de vidas por enfermedades y condiciones derivadas de la soledad; adicionalmente, el costo por atender este tipo de eventos de salud en muchos países por sistemas de salud públicos y privados, supera la cifra de los billones de dólares. No en vano, países como Inglaterra y Japón, han anunciado recientemente sus respectivos ministerios de la soledad. La soledad se ha anunciado ya como la segunda pandemia del Siglo XXI.


Creemos, como lo hemos expresado en diversos espacios, en el papel amplio y profundo que las organizaciones cumplimos en el desarrollo humano y profesional de quienes nos dan su capacidad y su talento. ¿Qué tal si las organizaciones somos compañía para nuestros colaboradores y grupos de interés? ¿Si nos convertimos en escenarios de solidaridad, apoyo y de oportunidades -no solo para crecer económicamente- sino también humanamente? ¿Qué tal si permitimos que cada persona en ellas pueda expresar sus intereses frente al mundo y acompañarlos en las distintas reivindicaciones de ellos ante la sociedad (justicia, inclusión, protección y cuidado)? ¿Qué tal si sanamente nos preguntamos y respondemos, desde el liderazgo, por las condiciones de hogar y vida de todos los que hacemos parte de ella?


Que la soledad, en su sentido más amplio, no sea una condición de vida de quienes nos brindan cada día lo mejor de ellos. Que el abrazarlos, en sus distintas facetas de vida, sea tan importante como acompañar su productividad, el cumplimiento y el logro. Seamos organizaciones que posibilitemos, a través de una cultura organizacional y de prácticas individuales y colectivas, que todos sintamos cuidado y soporte en el trabajo y la vida.


Autor:

Juan Manuel Higuita Palacio | Director Créame


 



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