El Kami Proantioquia, un legado con 50 años de impacto.
- Juan Manuel Higuita
- 20 mar
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Autor: Juan Manuel Higuita

En lo visible y en lo invisible, en lo vivo y en lo aparentemente inerte, en lo natural y lo artificial, en cada quantum de energía y materia habita un espíritu invisible, pero profundamente esencial: eso es Kami, un concepto proveniente del shintoísmo japonés, una tradición espiritual milenaria que honra la esencia divina presente en todo lo que existe; es la energía trascendental, el alma viva y esencial que da propósito y significado a la existencia. En Créame portamos el Kami de nuestros creadores, especialmente de Proantioquia, pues durante nuestros primeros años crecimos bajo su cobijo, disfrutando no solo de su hospitalidad, sino también de su orientación y cuidado.
Hace 50 años, un grupo visionario decidió tejer, con hilos irrompibles de sueños y esperanzas, una institución destinada a trascender generaciones: Proantioquia. En ese acto generoso y voluntarioso de audacia, nació también nuestra historia, la historia de Créame. Mientras fuimos acogidos en su casa, respiramos profundamente su esencia, absorbiendo cada día más intensamente su fuerza vital, que continúa latiendo en el alma de nuestra institución.
Durante esos años formativos en la Casa Proantioquia, adoptamos sus principios esenciales que aún guían nuestros pasos con sabiduría y propósito: el compromiso con el desarrollo sostenible, la responsabilidad social como acto de reciprocidad, la búsqueda permanente de la innovación y, especialmente, el entendimiento profundo y sentido de que nuestra labor tiene el poder de transformar vidas y comunidades enteras. Es precisamente esa esencia trascendental compartida, lo que hoy continúa alentándonos e inspirándonos profundamente a acompañar a emprendedores en el viaje extraordinario de convertir sus sueños en realidades palpables que transforman positivamente a Colombia y al mundo.
En el shintoísmo, reconocer el Kami es honrar la fuente de vida y crecimiento. Por eso, hoy honramos a Proantioquia, reconociendo, con inmensa gratitud, la visión de quienes dieron vida a esta institución hace medio siglo. Su propósito trascendió el tiempo y permitió que muchas otras organizaciones, incluida Créame, pudieran florecer.
Felicitamos profundamente a Proantioquia, a quienes hoy lideran con visión esta institución ejemplar, y a cada colaborador que, con su entrega diaria, hace posible su relevancia e incidencia permanente.
En Créame, el Kami de Proantioquia continúa vivo y se manifiesta en cada uno de nuestros pasos. Celebramos estos primeros 50 años de historia compartida, honrando nuestro origen común y proyectando juntos un futuro lleno de oportunidades y crecimiento para todos.